"En este tiempo, las ausencias -las 30.000 ausencias- se han vuelto definitivas, concretas, palpables. Son algunas plazas, algunos cafés, ciertas esquinas, casas a las que no volveremos. En medio de algunos encuentros y muchos desencuentros, también me di cuenta, como siempre digo, de que Gardel nos engañó: nunca se vuelve al primer amor. El exiliado inevitablemente regresa cambiado a un país que, también inevitablemente, cambió. Además, al otro lado del charco, deja otros amores, como rescoldos de un fuego que, de hecho, arde como la zarza, sin consumirse. No se vuelve al primer amor, pero eso sí: es bueno enamorarse. Por eso, sigo enganchándome en las "causas justas" y agradezco -¿a quién? ¿a qué?- el milagro de estar vivo.
El gran disfrute, realmente, es el avance en derechos humanos y en los juicios y condenas a los represores, que no se debe agradecer nunca a un gobierno, sino a la movilización de los organismos, a la gente que no olvida.
Eso sí: la izquierda y los izquierdistas -marxistas, trotzkystas, peronistas, guevaristas, catroespiritistas...- francamente me aburren. No debaten nada, no se replantean nada, repiten siempre lo mismo, ni acusan recibo de la derrota de la Comuna de París.
Creo que la revolución, más necesaria que nunca, no pasa por la violencia ni el partido ni la "teoría revolucionaria", sino por otros lados, esencialmente libertarios, y que sólo los jóvenes le encontrarán la vuelta. Entretanto, por suerte, existe la poesía, que siempre es un ejercicio de la libertad, y una demostración de que la libertad es posible, necesaria, saludable. Como el mate de la mañana, como un ser humano, como todo gran amor: irremplazable."
Esto es una pequeña adaptación de una entrevista realizada al poeta y periodista argentino Alberto Szpunberg.
Honestamente quise transcribirlas a mi blog porque las considero sumamente valiosas, al hablar de los estragos que dejó la última dictadura militar en nuestro país, y del sentimiento que le provocó el haber tenido que recurrir al exilio. Lo que he destacado en el último párrafo, es algo que hoy en día es muy difícil de encontrar en las personas: la visión de saber que la revolución viene con objetivos no de violencia, destrucción, sino por el lado del diálogo, la reflexión, el consenso.
La gente tiene tan incorporado el concepto de violencia como solución a tantas cosas.
Me alegró mucho encontrar estas palabras en el libro que estoy leyendo y del cual tengo que rendir un parcial dentro de unos días, en el que se dan entrevistas a reconocidos periodistas de nuestro país. Y si hay algo que todos ellos poseían era ese espíritu de revolución, y cambio. No digo que esté mal, pero en algún sentido avalaron algunas que otras situaciones que, según como parece, Szpunberg, no sé si repudiaba, pero no compartía y aceptaba. ESO... es lo que me atrapa de este genio. Por eso, es que lo admiro. Nada más por decir.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario