Desde el día en que echaste por primera vez un soplo de alegría a mi alma, esa misma tarde en que todo se dijo mediante un par de miradas cómplices y un primer beso tan inseguro e inocente como mágico... fue allí, en ese instante que pareció eterno, cuando supe que te iba a amar.
El corazón no se encuentra preparado para sorpresas como éstas. El hecho de descubrir la calidez de sentirse en su más perfecto estado, al estar en presencia de alguien que siempre estuvo ahí, pero que de una forma tan repentina e inesperada decidió cruzar la barrera de la amistad, romper con los esquemas, para dejarse llevar por eso que llamamos sentimientos. Esos mismos sentimientos que nos incitan a hacer cosas que nunca podríamos imaginar propias, son los que hoy me mueven a quererte tanto, tanto que duele (aunque prefiero considerarlo un dolor dulce). Porque reírme de los cursis, las cartas y las canciones de amor quedó en el pasado, porque ahora hay poemas en los cuales te identifico claramente. Porque cada ocasión importante se convierte en la mejor excusa para regalarte algunos de mis textos, en los que te cuento de mil maneras diferentes la mezcla de explosiones que se desata en mi interior cada vez que siento tu aroma a café y a campo, la incontenible ansiedad que domina mi ser por correr a abrazarte cuando te tengo cerca y colgarme a tu cuello para quedarme por siempre enlazada allí, la agitación que hace temblar mis huesos cuando tus brazos me rodean, la paz que me invade por completo cuando reposo mi cabeza en tu hombro, y sé, que no existe lugar en el mundo más seguro que ese. Todo aquello que ayer era motivo de burla y me causaba rechazo por creerlo patético e innecesario, hoy forma parte de las pequeñas y varias demostraciones habituales que te hago saber a cada momento que saltan en mi cabeza como un pequeño foco de luz encendido.
Creemos estar seguros de muchas cosas, de haber pasado por las situaciones más certeras en nuestras vidas y tener las respuestas a los misterios ya conocidos y pensados por todos. Confiamos ciegamente y nos guiamos por ciertas concepciones, que luego se saben erradas en el momento justo en que estamos al borde de chocar contra la pared. Y se siente TAN brusco ese balde de agua fría que nos arroja la vida para decirnos una vez más que no todo es como lo pensamos.
Así, de la nada, me encontré con esta lección, este nuevo sentir que yo ya creía haberlo vivido.
El amor es raro... y día a día voy aprendiendo nuevas maneras de amarte.
Creo, que más allá de que la vida en algún momento pueda llegar a separarnos y quizá exista la posibilidad de que no compartamos un futuro, mi corazón hoy late tan, pero tan fuerte al saber que el tuyo también se encuentra con vida... que nada más importa.
Tengo la necesidad de mirarte a los ojos constantemente para poder leer lo que ellos me dicen, para ver cómo estás, sin que me lo cuentes. En esos ojos encontré mi refugio.
Es tan normal verte reír y volar... (y nada más bello que saber que esa sonrisa me pertenece)-
Soy Mc.-
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