martes, 16 de diciembre de 2014
Cuando el SOL y la LUNA se encontraron por primera vez se enamoraron perdidamente y desde ahí comenzaron a vivir un gran amor.
Dios decidió que el Sol iluminaría el día y que la Luna iluminaría la noche y por ese motivo estarían obligados a vivir separados.
Ambos fueron invadidos por una gran tristeza cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían… la LUNA fue quedándose cada vez más triste. A pesar del brillo dado por Dios, ella se sentía sola.
LUNA y SOL siguen su camino. Él solitario pero fuerte, y ella, acompañada de las estrellas, pero débil. Los hombres intentan constantemente conquistarla, como si eso fuese posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás ha conseguido traerla hasta la tierra, nadie realmente ha conseguido conquistarla por más que lo intentaron.
Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese realmente imposible, ni siquiera el de la LUNA y el SOL… fue en ese instante cuando Dios creó el Eclipse. Hoy SOL y LUNA viven esperando ese instante, esos momentos que les fueron concedidos y que tanto cuestan que sucedan.
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