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Algunas veces soy eso que la gente dice, otras no.-

sábado, 14 de febrero de 2015

Sin revés

El corazón está cansado.
De jugar.
De perder.
De luchar.
De ceder.
No sabe qué hacer.
Llega un punto en el que todos los infortunios dejaron cicatrices tan dolorosas que de tan sólo mirarlas produce estupor.
Llega el momento en el que las lágrimas se deshacen a la vuelta de la esquina, y no sé si cruzar, o volver, o parar. Parar de una vez por todas.
Tengo que juntar los pedacitos que se van cayendo en el camino, para pegarlos con boligoma una vez más. Alguien vendrá a rearmarlo todo y no dejará que vuelva a romperme. Pero, ¿vendrá?
Aunque el corazón es tonto para ilusionarnos a tal punto a veces, es lo que nos da esa luz interna que hace que nos sintamos vivos. El dolor, nos devuelve a la realidad, nos baja de la estratosfera.


Mi corazón, hoy no sabe nada. No quiere saber. O sí sabe, pero quiere dejar de pensar en todo esto.
Quiere tirar todo a la mierda. Tomar el impulso y hacer lo que siente, eso que lo desgarra por dentro, que parece un grito ahogado en el medio del vacío. Pero no puedo dejarlo. Voy a perder si lo hago.

Sólo puedo conformarme con mi parte del cielo. Que no está acá, está lejos.
Y aún así, la quiero. No la tengo, no me pertenece, pero la siento.
Es todo lo que sé, es todo lo que entiendo.
Lo que me pasa por dentro, no sé cómo llamarlo.
Quiero tener mil horas y mil días más para ver que tan real es esto. Aunque pensándolo bien, no lo necesito. Porque YO lo veo, está acá adentro, clavado como una estaca. Me saca mil sonrisas cada día, sin siquiera tener idea de ello, sin decirme nada. Es que él está en lo más pequeño, y en lo más grande al mismo tiempo. Está en la luna que nos une a kilómetros, y nos devuelve a ese sueño que compartimos a orillas del mar. Está en el aire que me refresca cada tanto, cuando me sofoca su falta. Está en el tiempo, que pasa, traicionero, y me sacude los recuerdos. Está en el anhelo, de volver a vernos. Está en mi sonrisa, en mis ojos, en mi alma. Está en el horizonte, que me pide por favor que corra, que lo siga, que lo atrape y no lo suelte nunca.
Y no puedo hacerlo.
Quiero un abrazo, y mil besos. Quiero su mirada, sus manos, su sonrisa. Su boca.
Quiero tenerlo, pero no puedo. No podemos.
¿Está prohibido que mi corazón lata de este modo?
¿Estará su destino enlazado al mío?
¿Estaremos cruzando miradas perdidas algún día, sin siquiera saber, qué es de la vida del otro?
¿Es nuestra oportunidad en esta vida, o sólo fue un suspiro largo y bello?
Aún así, no puedo obtener las respuestas.


Sin embargo, yo...
Ya sé.




Soy Mc.-

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